La cámara, de nuevo, se ha convertido para mí en un pretexto para adentrarme en una evocación de mis orígenes: un pequeño pueblo a tan solo una hora de la gran capital, lejos del ruido de la ciudad, pero lleno del ruido de los silencios. De ese silencio se desprende una sensación interna de melancolía, tristeza, abandono, desamparo y nostalgia a través de las imágenes.